sábado, 5 de agosto de 2017

CARTER SAMPSON. "MOCKINGBIRD SING" (2011). Un álbum de americana absolutamente redondo


Carter sampson es una cantautora del estado de la "red dirt", o sea, de Oklahoma. Doy este dato porque a mi se me hace imposible hablar de Oklahoma y no pensar en el dust bowl, los "okies" emigrados y Woody Guthrie. Y de hecho esta chica es una de los muchos artistas de Oklahoma como Levi Parham o Jimmy LaFave que reivindica la fórmula de Guthrie basada en la guitarra acústica y las raíces country y blues. De Carter Sampson puedo decir que todo lo que he oído me ha parecido encantador, pero en especial este disco, donde hay un equilibrio perfecto entre los sonidos acústicos y los eléctricos.


El disco se abre con una preciosa canción de amor, "Be My Wildwood Flower", que tiene claras referencias a las raíces folk al remitirnos a ese tema tradicional titulado "Wildwood Flower" que dio a conocer la Carter Family. Ya desde el principio esta chica deja muy clara su apuesta por envolver el sonido folkie de las guitarras acústicas con rasposa distorsión eléctrica al más puro estilo del ruidoso rock indie de los 90. La siguiente canción "Riverside", tiene un ritmo de vals (ese ritmo, tan tradicional del country, se usa en varios cortes del disco), mezclado con un balanceo bluesy y una textura psicodélica que la acerca a gente como Mazzy Star. Por su parte, el siguiente corte, "Sanctuary", es una de las canciones más directas y radiables del álbum y en este caso me recuerda cosas como el country rock de los 80 de ciertos álbumes de Green On Red (especialmente Gas, Food, Lodging).


Con "Don't Leave Me Stranded" volvemos al tradicional ritmo de vals aderezado con grandes dosis de dulzura melódica. Aquí Carter se acerca a otra grande del nuevo sonido americana: Tiff Merritt. Pero con "Jesse James" nuestra cantautora vuelve a la oscura electricidad de los 90 a pesar de que en las letras recoja el testigo de la tradición al hablar de bandidos y forajidos. En este tema la guitarra eléctrica brilla aquí con luz propia y además un verso suyo da título al todo el trabajo. Como se puede adivinar, después de la tormenta eléctrica, viene la luminosidad acústica de "Tighten Up My String", con un estribillo que tiene algo de los REM más folkies. Vuelve el vaivén del ritmo del vals con "Sweet Sweet Clyde" y también el recurso tradicional a inspirarse en la vida de los "oulaws". "My Whole Dam Life" es más atrevida y tiene un ritmo muy vivo a lo cow punk, de tal manera que podría recordar a alguien a unos Gun Club o unos Dream Syndicate dulcificados. El siguiente tema, "Queen of Oklahoma", es quizá junto con "Sanctuary" el que mejor representa al álbum y a la artista. Con él vuelve el ritmo de vals envuelto en rasposas guitarras eléctricas noventeras y la inevitable referencia a la tierra que vio crecer a esta chica, el estado del dust bowl, de la tierra roja y del cantautor rojo, Woody Guthrie. De ahí por cierto, las referencias al color rojo:  "my red boots"  (las que luce en el vídeo que sigue a este párrafo), "my red heart". Y es que el rojo es el color de Oklahoma, y ello a pesar de ser uno de los estados más conservadores de la unión.



Había que hacer un guiño más directo al pasado y Carter elige versionar, a mi juicio con bastante acierto, "John Hardy" (un trabajador del ferrocarril de West Virginia convertido en forajido). Ya sé que es una de las canciones tradicionales americanas más versionadas pero Carter Sampson le añade mucha frescura y descaro cow punk (pienso también en la versión de Gun Club) y además la pone al día. Quedan para acabar el disco un blues acústico "Better Days", donde Carter se acerca a lo que hace su paisano "okie" Levi Parham y la stoniana "Always Have You" que cierra el este redondo álbum con aires de fiesta. 

Concluyendo: con gente como Carter Sampson la renovación del country y del sonido americana está asegurada.