domingo, 15 de febrero de 2015

LOS BRAVOS: EL PRIMER GRUPO ESPAÑOL QUE REALMENTE ROMPIÓ FRONTERAS

Roberto Macho
La Fonoteca, 13/08/2009


Con solo oír mencionar a Los Bravos nos viene instantáneamente a la cabeza un ritmo obsesivo marcado por el bajo y la batería y al que poco a poco se van sumando el resto de instrumentos hasta que una voz nos dice aquello de “Black is black / I want my baby back / It's grey, it's grey / since she went away”. Para bien o para mal, Los Bravos siempre serán asociados a una canción, a esta canción. Para nosotros fueron el primer grupo nacional que rompía fronteras y conseguía llegar a los puestos más altos en las, hasta esos momentos, impenetrables listas británicas y estadounidenses; para los ingleses Los Bravos no serían más que el típico grupo One Hit Wonder, ya que su fama mundial solo se debe a esta canción; pero no adelantemos acontecimientos...

Para encontrar los orígenes de Los Bravos hay que situarse en un día de 1965 cuando en la discoteca madrileña Jaima se encuentran el grupo madrileño Los Sonor y el mallorquín Mike & The Runaways. El grupo nace de la fusión de ambas formaciones, así de los antiguos Los Sonor son el guitarrita Antonio Martínez y el teclista Manolo Fernández, y del grupo balear el cantante Michael Volker Kogel, más conocido como Mike Kennedy, el bajista Miguel Vicens y el batería Pablo Sanllehí. En sus primeros bolos juntos siguen conservando el nombre de Los Sonor hasta que en uno de ellos les ve un antiguo componente del grupo; era Manolo Díaz, que en esos momentos trabajaba en el departamento de promoción del sello Columbia. Manolo piensa que con una buena campaña pueden tener posibilidades de éxito y para ello habla con el afamado productor Alain Milhaud. Este les fue a ver en un concierto y automáticamente les quiso contratar; a pesar de algunas reticencias iniciales el grupo acepta. Como Alain Milhaud no quería repetir experiencias pasadas con otros grupos, les hizo firmar un contrato en el que ejercía un poder absoluto en las decisiones del grupo, desde la actividad discográfica, a la indumentaria, pasando por las entrevistas y el empleo del tiempo libre, nada tenía que dejarse al libre albedrío. Antes de poder firmar tenían el problema de que todavía tenían contrato en vigor con el sello Philips, pero estos, al enterarse de la contratación de Mike y del abandono del grupo de los temas instrumentales, rompieron el contrato y el grupo obtuvo la carta de libertad.

La compañía les lanzó como Los Nuevos Sonor, pero sabían que con ese nombre no iban a ningún lado y pronto decidieron cambiarlo. Para ello, a raíz del lanzamiento del que sería su primer single “It’s Not Unusual / No Sé Mi Nombre” (Columbia, 1966), y aprovechando el nombre de la que sería su cara B, organizaron un concurso para que los fans les bautizaran. Hasta aquí todo parece nada más que una campaña publicitaria de lo más normal pero no era así. Antes de todo esto Milhaud había ido con un acetato -un disco que sólo se podía poner unas 4 ó 5 veces antes de que fuese inservible- a la Cadena SER para ponérselo a Tomás García Blanco, director del programa El Gran Musical. A Tomás les gustó y entre ellos decidieron organizar toda la parafernalia correspondiente para hacerles publicidad. En realidad el nombre ya estaba decidido de antemano, Manolo Díaz fue su ideólogo y a todos les gustó; Los Bravos sonaba y se escribía de igual modo en diferentes idiomas. Para que todo fuese “legal”, Manolo mandó la postal para que fuese elegida. Pero esto no era el final sino el principio de toda la operación publicitaria que tenían pensado: para su presentación oficial se decidió hacer una edición especial de El Gran Musical en el Teatro de la Zarzuela en la calle Jovellanos, siendo la primera vez que este teatro se abría a un grupo pop. Y para rematarlo la cadena SER retransmitiría en directo el recital. Fue un gran éxito e hizo que la industria musical se diese cuenta del poder de comunicación de los medios radiofónicos.


Milhaud estaba satisfecho con el impacto inicial que tuvo el grupo pero quería más, veía que el grupo podía ir más allá e intentar el triunfo internacional, pero para intentar semejante locura primero tenía que convencer a los altos directivos de Columbia España. Si bien Enrique Inurrieta era reticente, la amistad que tenía Milhaud con el otro directivo, Augusto Algueró, le valió para emprender la aventura. Así los tres viajaron a Londres para entrevistarse con los mandamases del sello Decca. Estos a su vez les recomiendan que hagan una visita a una mansión situada en Park Lane. Allí estaba situada la sede administrativa de Radio Caroline, radio pirata que transmitía desde un barco en el Canal de la Mancha. Se entrevistaron con Phil Solomon que después de escuchar un poco del acetato que llevaban les dijo que con esos temas no iban a triunfar allí pero que había algo que le convencía y llegaron a un acuerdo. Envió un arreglista a Madrid con algunos temas, se escogieron unos cuantos y viajaron a Londres para grabarlos. Si la producción era buena, nada más y nada menos que Decca los publicaba en el Reino Unido y Radio Caroline los emitía, aunque todos los gastos corrían por cuenta de Columbia.

Poco tiempo después viajó a Madrid Ivor Raymonde, el arreglista prometido con una treintena de temas de los cuales en una primera criba “Black is black” se quedaba fuera, pero Milhaud y Raymonde la incluyeron a pesar de que al grupo no le parecía nada del otro mundo. Viajaron a Londres para grabar los diferentes temas, pero solo grabaron Mike en las voces y el resto del grupo en los coros. Los instrumentos fueron tocados por músicos profesionales del sindicato inglés. Era una práctica habitual en la época, hay que recordar que los primeros en romper con esta práctica fueron Los Brincos. Además que dicho sindicato no permitía que su gente tocara con otros musicos que ellos no consideraban a la altura.


El resultado final fue un éxito total, “Black is black” fue número uno en España durante doce semanas, llegó al número dos en las listas inglesas de singles y al número cuatro en la Billboard estadounidense. Pero lo que parecía el despegue de una impresionante carrera musical internacional no fue más que un leve fogonazo: para su segundo single en el mercado inglés se presionó para que fuera el tema “I don’t care”, canción compuesta por el A&R de Decca y el arreglista Ivor Raymonde que alcanzó el puesto decimosexto más por la inercia del “Black is black” que del tema de por sí. Para Estados Unidos se eligió “Bring a little lovin’”, gran canción compuesta por The Easybeats, pero a pesar de que tuvo un relativo éxito la gira acabó por sepultar todas las esperanzas del grupo; sirva como ejemplo que en Turquía tuvieron que salir escoltados del local debido al lamentable aspecto con el que salió Mike a cantar gracias a ciertas sustancias alucinógenas proporcionadas por un taxista y que en Estados Unidos estuvieron a punto de cancelarla porque Mike no se quería vacunar -algo imprescindible para entrar en el país-. Al final aceptó, pero lo que mal empieza mal acaba, y esta no iba a ser la excepción.

Durante este tiempo en España mantuvieron su fama y popularidad, ya se encargaba Milhaud de que eso fuera así; para ello se hacía valer de cualquier arma a su disposición como para el lanzamiento del single “La Moto / La Primera Amistad” (Columbia, 1966).“La moto” era un tema compuesto por Manolo Díaz que en un principio se lo había cedido a Los Pasos, pero Milhaud presionó para evitar que lo grabaran antes que Los Bravos ya que la legislación vigente en la época permitía al autor impedir la primera publicación de una canción, si bien perdía ese derecho una vez editada por cualquier artista. Al final Los Bravos la lanzaron en primer lugar y se llevaron la batalla editorial ya que el single alcanzó el número uno de las listas de éxitos nacionales. Para completar un ajetreado año lanzaron su primer álbum, el homónimo “Los Bravos” (Columbia, 1966), con los temas que grabaron en las sesiones londinenses del grupo y que contenían la mayoría de éxitos que habían cosechado durante ese mismo año.



Al año siguiente les invitan a participar en el festival de San Remo con la cara A del single “Une Come Noi / Don't Be Left Out in the Cold” (Columbia, 1966), pero en un festival predominantemente vocal un grupo poco tiene que hacer y se quedan fuera de la final. Pero ese año, aparte de intentar ganar festivales, también se dedicaron al cine, y es que el segundo disco de Los Bravos “Los Chicos con las Chicas” (Columbia, 1967) fue ideado para ser la banda sonora de su primera película “Los Chicos con las Chicas” (Javier Aguirre, 1967) y que fue rodada en los estudios de los hermano Moro. A pesar de que la película no destacara por su calidad fílmica, la misma fue un éxito en taquilla ya que ofrecía lo que querían los seguidores del grupo; eso, sumado al lanzamiento de su tercer EP, “Los Chicos con las Chicas” (Columbia, 1967), les mantuvo en la cima de popularidad ya que la canción que daba nombre tanto al disco como a la película fue su último número uno en las listas de éxitos españolas.

Esta no sería la única incursión en el mundo del celuloide de la banda, ya que al año siguiente rodarían “Dame un Poco de Amooor...!” (José María Forqué, 1968), película de aventuras con secuestros, chinos y un malvado que quiere dominar el mundo. Las canciones de la película fueron incluidas en el tercer álbum del grupo, “Dame un Poco de Amor" (Columbia, 1968). Eran tiempos felices para el grupo pero ese año, 1968, empezaría el principio del fin. En marzo de ese mismo año el teclista Manolo Fernández se casa con Lotty Rey y pocos meses después es Miguel Vicens el que contrae matrimonio. Tras esta celebración Manolo tiene un accidente de tráfico en el que fallece su mujer. Esto hace que entre en una profunda depresión de la que no saldrá ya que poco tiempo después se suicida.

Este suceso evitó que se hiciera una tercera película que ya estaba apalabrada, e incluso se había llegado a hablar con Manuel Summers para la dirección. La causa de su no realización fue una cláusula introducida por el propio Milhaud que el contrato quedaba rescindido en caso de separación voluntaria de uno de los miembros del grupo. Fue objeto de pleito judicial que desestimó la demanda del grupo ya que consideró el suicidio como acto voluntario de separación. Pero ese no fue su único paso por los juzgados ya que con el lanzamiento del single “Just Holding On / We'll Make It Together" (Columbia, 1968) también tuvieron problemas judiciales debido al uso de las medallas para confeccionar la portada.

Para sustituir a Manolo Fernández a los teclados encuentran a Peter Shelley, joven británico que había tocado con Chris Farlowe y The Thunderbirds o Terry Reid. Para intentar desviar la atención de la prensa sobre la muerte de Manolo, a Milhaud se le ocurrió organizar un concurso para averiguar el nombre del nuevo componente del grupo al estilo del que se montó para poner nombre al grupo. Para que todo funcione en las actuaciones de la banda aparece encapuchado para que nadie lo reconociese, pero aquí la jugada no salió nada bien. La prensa empezó a especular con que era el mismo Manolo el que tocaba los teclados y que en realidad todo lo de su suicidio era un montaje del sello. Esto hizo que mucha gente de las más altas instancias se cabreara, ya que en una España donde la Iglesia Católica mandaba -y mucho- el suicidio era algo innombrable y que se banalizara con ello peor aún. Al final se mostró quién era el joven debajo de la capucha y toda la campaña no hizo más que deteriorar la imagen de un grupo que no pasaba por sus mejores momentos. Peter fue despedido pocos meses después y se contrataría a Jesús Glück para sustituirlo.

En 1969 lanzan el que sería su cuarto álbum, “Ilustrísimos Bravos” (Columbia, 1969). Poco después de su lanzamiento Mike Kennedy abandona el grupo para intentar triunfar como solista. Para sustituirlo iniciaron un casting y apostando por la vía continuista eligieron al británico Robert Wright que no fue capaz de integrarse en el grupo: apenas duró seis meses y sólo grabo el single “Individuality / Viva la Vida” (Columbia, 1969). Robert sería sustituido por Andy Anderson, hermano de Jon Anderson, cantante del grupo Yes. Con su incorporación el grupo toma un camino musical diferente, dejan de lado el pop-rock para adolescentes y abrazan otros estilos como el funky o el rock progresivo que en esos momentos estaba teniendo auge en el underground español. Graban varios sencillos pero, a pesar de la calidad de algunos de sus temas, no consiguen convencer al sello para sacar un quinto álbum. De esta etapa destaca el single “People Talking Around / Every Dog Has His Day" (Columbia, 1970), con el que consiguen el primer puesto en el festival Barbarella mallorquín.



Tras la marcha de Andy del grupo, éste fue sustituído por Pedro Chaklat con el que Los Bravos grabarían un único single, "Welcome to Mars / Better Be You, Better than Me" (Columbia, 1973). Volverían a la carga con otro nuevo cantante, esta vez el elegido fue Henry Seür. Con el grabarían dos trabajos más, siendo el más destacable "Ma Marimba / Down" (Columbia, 1974), cuya canción titular es un tema vibrante y donde consiguen sonar frescos. Pero las ventas no son muy altas y el grupo decide disolverse.

Pero esta disolución tuvo un pequeño epílogo. Ya que poco después intentan relanzar el grupo con el single “Never, Never, Never / Hey Mama" (Columbia, 1976) bajo el nombre de Mike Kennedy y Los Bravos, pero no sirvió para nada más que para certificar la defunción del grupo.

El grupo posteriormente se ha reunido en multitud de ocasiones, para realizar giras, promocionar diferentes recopilatorios, etc. Se intentaron diferentes reunificaciones pero ninguna tuvo mucho éxito. Ya en el siglo XXI, ve la luz “The Return of the Midnight Storm" (Zyx, 2004), un disco con temas nuevos más diferentes versiones de su clásico “Black is black”, porque a pesar de que pasen los años hasta ellos mismo lo saben: siempre serán conocidos, para bien o para mal, por esa canción: “What can I do? 'cause I'm feelin' blue”.