miércoles, 30 de enero de 2013

SMASH: CORROMPERSE POR DERECHO (1ª parte)

Charly Hernández
Efe Eme,  20/05/2010


“No sólo tenía magia Smash, tenía magia mucha gente… Todos estos músicos, solos o en grupo, fuimos los artífices de la época más creativa que ha tenido nuestra tierra. Los Smash solamente fuimos el escaparate que motivó que se extendiera por toda España… Todos somos parte de la misma historia, historia hecha solamente con música y duende. No hemos cambiado el mundo pero a la música sí que le hemos dado un empujoncito” (Gualberto)

Smash, sin saberlo, fue como un supergrupo que reunió en su seno a elementos de indudable talento. Estos pioneros del flamenco rock, el rock andaluz o como se le quiera llamar, son parte importante de la historia del rock de nuestro país. Charly Hernández repasa en dos entregas su trayectoria.

Casi a hurtadillas y con pasos ingenuos, generaciones andaluzas, más concretamente sevillanas, esgrimían los primeros trazos en el libro de la historia musical y cultural de este país, un libro que, desconocido esconde entre sus páginas la bohemia, marihuana, cantos al alba, psicodelia y ganas de libertad que aquella España de mediados y finales de los sesenta, aún aletargada, vería crecer aquellas inquietudes a lo largo de los siguientes años.

“El ambiente underground que se respiraba en la Sevilla de esa época aunque minoritario era intenso, musicalmente llegaban discos no editados aún en España de manos de americanos de la base de Rota. Gonzalo García-Pelayo conseguía de dicha base toda una serie de discos inéditos (los primeros de Pink Floyd, Frank Zappa y The Mothers of Invention, Jeff Beck…) que luego ponía en su club, llamado Don Gonzalo, por allí pasábamos músicos y personajes de la escena del underground sevillano.” (Antonio Smash)

La capital hispalense y toda Andalucía daba a luz a grupos como Los Soñadores, Los Ceros, Intocables, Los Jóvenes Excéntricos o los admiradores de Elvis, Los Presleterians, y tantas otras formaciones que ansiaban la vanguardia como agua de mayo frente al transistor sintonizado en Radio Vida, pionera y moderna emisora sevillana que avivaba más si cabe, las mentes de cientos de jóvenes que unido a los discos de rock and roll que llegaban por los americanos asentados en las bases de Rota o San Pablo, harían encender la mecha.

“Cuando conocí a Smash… bueno, Los Canarios ya estábamos antes, éramos del periodo jurásico [risas] pero yo conocí a toda la gente de Smash porque Sevilla era uno de mis puntos de inspiración. El flamenco me interesaba muchísimo y siempre pensé que algún día alguien llevaría adelante la fusión del flamenco y el rock. Yo era muy amigo de [Julio] Matito, el bajista, que me presentó a Manuel [Molina], al “Tacita”… antes de que estuviera el grupo totalmente formado. Aquellos discos de rock que nos llegaban gracias a los americanos que estaban en las bases de Morón, Rota, San Pablo… recuerdo que una vez, en una de las bases americanas conseguí hacerme con una colección de cuarenta vinilos de soul que cambié por unas armónicas con un marine. Aún conservo esos vinilos [risas].” (Teddy Bautista)

Cuarteto Yungay, Los Jerrys –en donde ya militaba Tele, antes de pasar por Gong y terminar aporreando la batería con Triana. Se gestaban los grandes grupos del rock andaluz a fuego fuerte con el buen hacer de Gonzalo García-Pelayo, productor musical y padre del rock andaluz. En el camino aparecerían bandoleros que con guitarras en ristre se hacían llamar Guadalquivir, Alameda, Los Murciélagos, Triana, Imán, Los Canasteros… bandoleros que a día de hoy siguen asaltando los tocadiscos, con otra juventud, otros nombres y estrategias igual de válidas.

Gualberto García.

Tras esta pequeña introducción, centrémonos exactamente en un punto concreto, el barrio de Santa Clara, en Sevilla, donde residían los soldados americanos de la base de Morón de la Frontera. Allí, los discos de Hendrix, The Doors y Janis Joplin se dejaban oír flotando en el ambiente y enredándose en los conductos auditivos de un joven multiinstrumentista llamado Gualberto García.

Iniciado en la música a la temprana edad de diez años, en el coro de los Salesianos de Sevilla, se inicia con la primera referencia conocida, Los Jóvenes Excéntricos donde Gualberto tocaba la batería junto a Curro “El Barbero” (guitarra solista), Alejandro Rubio (bajo) y Enrique Cruz (guitarra rítmica), más tarde ingresaría en la banda el mítico Silvio, por lo que Gualberto se ocupaba de la voz. Vendrían después Los Murciélagos, banda en la que militaron, a parte de Gualberto y Silvio (batería), Mane (voz y bajo), Julia Navarro y Juanma Tenorio (guitarra). Como curiosidad, Los Murciélagos hicieron una pequeña gira en un crucero, donde el pasaje era gente mayor que pedía pasodobles mientras ellos tocaban canciones de Pink Floyd, Yardbirds, Beatles, Hollies… al final, les invitaron a seguir el viaje de manera gratuita siempre que guardaran los instrumentos en sus fundas.

“No sólo tenía magia Smash, tenía magia mucha gente… Mane, Silvio, Carlos Foreign Daft, Miguel Lobato, Enrique el Cabeza, Mure el batería, Jesús de la Rosa, Manolo Rosa, Los Marineli, Manglis y Andrés Olaegui, Pepe Roca, el grupo Cádiz, el grupo Simún, Los Increibles Storm, Manuel, Imán, Kilo, el fabuloso Marcos Mantero… Todos estos músicos solos o en grupo fuimos los artífices de la época más creativa que ha tenido nuestra tierra. Los Smash solamente fuimos el escaparate que motivó que se extendiera por toda España… Había mucha magia cuando tocábamos los Murciélagos, había mucho duende cuando Jesús cantaba ‘Con su Blanca Palidez’ o ‘The End’. Todos estos grandes músicos han hecho historia, cada uno en su momento, solos o con su grupo, y todos somos parte de la misma historia, historia hecha solamente con música y duende. Hay algunos compañeros que ya no están con nosotros… y los que quedan, tienen el mismo arte, el mismo duende y la misma gracia que siempre han tenido pero aumentado y enriquecido. No hemos cambiado el mundo pero a la música sí que le hemos dado un empujoncito.” (Gualberto)
Con la llamada a filas de Gualberto, el grupo se disuelve, Silvio y Mane terminarían formando Gong. Tiempo más tarde, se metería en Los Nuevos Tiempos, grupo del Triana, Jesús de la Rosa (voz), que junto a Manolo Rosa (bajo), Marineli (teclados) y Lorenzo (batería) grabarían un único sencillo a doble cara en el que no figuraba Gualberto en los créditos. Los caminos que se bifurcaban llevarían a cada componente a encontrarse con un destino, en el caso de Gualberto, cruzándose con Gonzalo García-Pelayo, mánager, promotor y regente de la sala Club Don Gonzalo durante 1967.

En aquel local sevillano es donde comienza a fraguarse la banda con la proposición de Gonzalo de entregarle los instrumentos de los ya desaparecidos Gong a Gualberto, si este formaba un grupo. Los nombres de Silvio, Jesús de la Rosa, Mane, etc., fueron barajados para formar aquella banda pero por cuestiones de tiempo y demás compromisos no se llevó a cabo, por lo que aparecieron Julio Matito y Antonio Rodríguez, que tocaban en Foreign Daft y que junto a Gualberto fundarían la primera formación de Smash.

“Gonzalo era el manager de Gong –grupo sevillano que gozaban de buen sonido y buenos músicos–, también conocía a Gualberto, que al mismo tiempo era amigo de los músicos de Gong, con los que frecuentaba tertulias y se reunía para tocar y hacer algunas jam. Gonzalo le propuso a Gualberto formar un grupo y que él conseguiría los instrumentos. En aquel tiempo Julio Matito y yo estábamos en un grupo llamado Foreign Daft –nos pusimos ese nombre por el sonido, pero carecía de significado-, Gualberto nos veía tocar a veces y le hacía gracia ver a unos chavales ahí tocando cosas de Hendrix, de Spencer Davis y de grupos así. Un día empezamos a hablar Julio y yo con Gualberto, fuimos a un sitio a echar un rato tocando, lo disfrutamos mucho, coincidíamos entre otras cosas en que nos gustaba hacer armonías con voces, nos gustaban mucho los Beatles, The Byrds, Simon and Garfunkel, Cream. Por otro lado, entre nosotros había diversidad de gustos y estilos, otro tipo de influencias nos venían de artistas y músicos como Jimi Hendrix, Bob Dylan, Ravy Shankar, Rolling Stones, Kinks… de ahí surge Smash.” (Antonio Smash)

La primera actuación del grupo fue en el Teatro San Fernando a la que le siguieron otras en diversas salas y clubs, como no podía ser de otra manera, el Don Gonzalo, Club Ye-Yé, etc.

“En el primer concierto que tocamos en el teatro San Fernando me dijo Gonzalo ‘Con que toquéis la mitad de bien que los Gong, ya es suficiente’. Sin embargo, después del concierto Gonzalo se convirtió en el más ferviente fan de los Smash y movió cielo y tierra para promocionarnos.” (Gualberto)

Con la llegada de 1969, Gualberto viaja a Estados Unidos, pues el padre de su novia regentaba un casino en Las Vegas que era escenario de actuaciones de Elvis, Rolling Stones o Frank Sinatra, y en aquel viaje buscaba cerrar alguna actuación de Smash en el casino. También estuvo en Woodstock, donde tomó contacto con toda la contracultura que allí crecía mientras Jimi Hendrix rasgaba su Stratocaster. Un fructífero viaje que lo condujo a descubrir y tocar el sitar, instrumento que aplicaría en futuras grabaciones de Smash y le acompañaría a lo largo de toda su carrera solista también. No fue este su único viaje a tierras americanas, pues se matricularía en la prestigiosa Julliard Music School de Nueva York para ampliar sus conocimientos musicales.

“¿Que tenía Smash para mí? Magia. Con una mirada nos entendíamos para pararnos de pronto o seguir o… ahora canto yo, ahora cantas tú, ahora vamos a dejar a Antonio que se haga un solo –Antonio se cabreaba cuando le hacíamos eso. En fin, la magia estaba asegurada por medio casi siempre de la improvisación. Éramos un grupo de directo. Cuando llegó Henrik fué una bendición más pues añadió más magia y más calidad. Smash, éramos el escaparate de algo mucho más basto que pasaba en Andalucía.” (Gualberto)
Julio Matito

La vuelta a España, adelantada, es debida a una carta de Antonio donde le contaba que aquello era un desmadre y cualquiera subía a cantar con el grupo por lo que temía que se disolviera. Las actuaciones de Smash se caracterizaban por el caos que reinaba en ellas, ese sonido caótico que era santo y seña del grupo no terminó por reflejarse fielmente en los discos de estudio, pero sí sirvió para dar pie a la experimentación y libertad creativa de los sevillanos.
“El Auditorio del Parque de Atracciones [de Madrid] era lo máximo en el espectáculo de la época, nos contrataron y desde el principio al director de escena y presentador, que era Torrebruno, no le gustamos. Los ensayos fueron difíciles, pero comenzó la actuación y fue un lleno completo, allí había más pelos largos de los que yo había visto nunca juntos, se sabían las canciones, aplaudían las improvisaciones y fue una buena, buena actuación, la comunicación fue total y al terminar los 45 minutos de contrato el público pidió bises. El Parque no permite alargar las actuaciones, por marketing de rentabilidad de las otras atracciones, pero la de Smash no podía pararse y ellos seguían tocando. Me ha tocado discutir tanto en esta profesión de manager de grupos de rock que tuve que hacerlo hasta con Torrebruno. Nos conminó varias veces para parar la actuación, y yo jamás paro a un artista en pleno éxito y Torrebruno desenchufó, fue tremendo, el público rugía. Silvio se sentó en la batería e hizo un solo fantástico y larguísimo. Los empleados del Parque le iban quitando tambores, cuando se quedó sin nada la emprendió con las tumbadoras y se tiró con ellas al foso de agua y gran parte del público con él, ¡todos al agua!” (Javier García-Pelayo. Extraído de “El Viaje Madrileño”)

Ese mismo año se presentan al Festival de Grupos del Estrecho, en Algeciras, organizado por Jesús Quintero, donde se hacen con el primer premio. Aparecería entonces en escena Henrik Liegbott (Henrik Michael) un danés de aspecto hippie que tocaba la guitarra con otro de los grupos participantes, Los Solos. Aquel joven aterrizaría en España atraído por el flamenco y la música española.

“A Smash los conocí en Algeciras. En otoño del 69 Los Solos participan en el Festival de Algeciras, que era un concurso de bandas, y Smash también. De aquello recuerdo que con Smash vinieron como quince hippies. Todos íbamos vestidos a tope, y en esa época esa era la forma de reconocernos unos a otros. Ah, ¡ahí va un enterado! Era como nuestro Monterrey y detrás del escenario había mucha juerga, muy buenas vibraciones, y así conocí a Julio y Antonio. Era en el parque y el sitio era precioso. Gualberto estaba en Woodstock viendo aquello y en su lugar vino Mane, muy buen músico de Sevilla. Yo estaba impresionado con ellos y a mí me dijo Julio que detrás del escenario se había creído que era un disco sonando, cuando estaban Los Solos actuando. En fin, como ya se sabes, ganaron Smash y Los Solos quedaron segundos. Después de la entrega de premios me invitó Julio a tocar con ellos como fin de fiesta, e hicimos un blues improvisado. Lo grabaron en TVE, pero no lo he vuelto ver. Poco después había decidido volver a Dinamarca, y de camino fui a ver un amigo a Chipiona, y ¡boom!… Me encuentro a Julio viviendo en una tienda por la playa tocando una acústica. ¡Qué bien! Yo llevaba el violín conmigo y una maleta pequeña… y me quedé con él tocando unos días. Allí me ofreció tocar con Smash y grabar un single. Julio me tocó ‘Scouting’ y luego sacamos ‘Soneto’ entre los dos.” (Henrik Liegbott)

LOS DISCOS

Con la incorporación de Henrik, la formación inicial estaba completada. Dan comienzo las primeras grabaciones, en forma de single. El primero en salir es ‘Scouting’ / ‘Soneto’, aparece bajo el sello barcelonés Els 4 Vents/Diábolo en 1969, con una escasa tirada que a penas tuvo difusión fuera de la Ciudad Condal y no le otorgó al grupo toda la promoción necesaria. ‘Scouting’ es una melodía stoniana (permítanme la licencia) en toda regla que adquiere un tinte distinto gracias al violín de Henrik. Por la otra cara tenemos ‘Soneto’, una melodía rica en matices sonoros que mezcla la guitarra española y violín combinándose con las voces a coro de toda la banda, algo que utilizarían en los siguientes LPs. Como apunte, estos dos temas aparecieron en un doble vinilo titulado “El Nacimiento del Rock Andaluz” que editó Diábolo en el 78 y donde aparecían también grabaciones inéditas de Gualberto registradas en 1970 y en 1972, ésta última junto a su novia, Jessica Jones.




“Gualberto volvió de EEUU con un sitar bajo el brazo, de siempre se sintió atraído por la música hindú, se reincorporó al grupo aportando un nuevo elemento sonoro a la música de Smash. Henrik y él congeniaron pronto, ya que a Henrik le encantaba Ravy Shankar y la música hindú en general.” (Antonio Smash)

Firman con Philips confiando en que una discográfica mayor les ayudaría a tener una mayor difusión. Se estrenan con ‘I Left You’ / ‘One Hopeless Whisper’. El primer tema, acelerado, empieza con una línea de bajo que presentará el resto de la canción, un diálogo entre la voz de Julio y el resto de la banda. Y por la cara B, con aires bluseros, ‘One Hopeless Whisper’ aportando una calidez extraordinaria que encaja perfectamente con la dinámica del single. Un comienzo sosegado con unas voces totalmente armónicas y guitarras punzantes que terminarán con una batalla acelerada de rasgueos y golpes rápidos de ritmo que recuerdan a Cream.

El segundo sencillo, editado también en 1970, llevaría ‘Decision’ en la cara A, delicioso tema de corte Beatle con un ritmo cercano al country. ‘Look at the Rainbow’ en la B sería y es todo un alarde de psicodelia. A destacar el sitar que por primera vez se escucharía en una grabación de Smash.

Estos dos singles fueron recopilados en un EP que terminó vendiendo El Círculo de Lectores a sus suscriptores.


En otoño de ese mismo año sale a la venta el primer LP del grupo, bautizado como “Glorieta de los Lotos”, nombre de la plaza que se encuentra dentro del sevillano parque de María Luisa. Un disco revolucionario para la época donde se podía encontrar un blues añejo bien llevado en ‘Light Blood, Dark Bleeding’ o en ‘Free As The Green Little Men’, que servidor bautizaría como ‘Blues del Delta del Guadalquivir’.


La psicodelia y experimentación llega con ‘Forever Walking’, tema que abre el disco y con ‘Ottenos’, melodía invertida que si escuchamos de la manera correcta podremos apreciar un precioso y delicado pasaje interpretado por guitarra, violín y las voces del grupo a coro.



Cabe destacar, sin duda, ‘Nazarin Again’, una canción que podía haber firmado el propio Bob Dylan o el curioso aire barroco que desprende el corte que da título al disco. El tema pop del álbum se lo lleva ‘Love Millonaire’, de nuevo con las voces a coro y una brillante guitarra marcando el ritmo. Las partes más contundentes del álbum corren a cargo de ‘Sitting on the Truth’, con la desgarrada voz de Julio Matito y la zeppeliana ‘Rock and Roll’, con un resultado final bastante curioso y sorprendente, mitad canción, mitad ensayo.
“Recuerdo alguna que otra anécdota en este disco: Estábamos ensayando en el estudio fuera de las horas de grabar, y sin que lo supiésemos grabaron –fue una idea de Gonzalo–, en un principio no nos hizo mucha gracia, aunque no nos opusimos de manera tajante a que se quedara en el disco… después le dio al LP un cierto toque de peculiaridad. La canción ‘Julio Nazarín again’ se montó en el estudio, Henrik tocó en esta canción el bajo y el violín y en la canción mía, ‘Forever walking’, la idea de las notas que toco en el vibráfono fue de Gualberto, siempre me gustó el concepto de trabajo de grupo con Smash en esa época.” (Antonio Smash)
Si reparamos en la portada, podemos observar un collage con las fotografías de Julio, Henrik y Antonio, pero se hará notable la ausencia de Gualberto, que aclarando, toca en casi la totalidad del disco salvo en algunos temas. Su disconformidad a grabar temas ajenos, como se propuso desde Philips y sus numerosos viajes hizo que, aparentemente, la aportación de Gualberto pasara desapercibida para algunos. En los directos de Smash y en ausencia del guitarrista sevillano, quien ocupaba su lugar era Mane, de los ya extintos Gong.
“Recuerdo que cuando oí el primer disco… me impactó muchísimo. Yo creo que con aquello asentaron las bases de la fusión. Después aparecieron grupos que hacían cosas muy interesantes, como Triana, Guadalquivir… hace poco estuve oyendo unos temas del primer álbum y me llamó mucho la atención lo fresco que suena, y no entiendo porque ese disco no se reedita o no se hace una masterización, sí que se han reeditado los dos primeros en vinilo, pero yo digo en formato electrónico de calidad… no en un mp3, porque los Smash tenían una música muy compleja de armónicos y subarmónicos.” (Teddy Bautista)
Aprovechando el lanzamiento del primer larga duración de Smash con la disquera Philips, Els 4 Vents-Diábolo, edita un nuevo sencillo con ‘Scouting’ nuevamente, pero acompañado por la otra cara aparecería el tema instrumental titulado ‘Ensayo nº1′.

En esta época también musicalizan la obra teatral “Antígona” de la compañía Esperpento, y mantienen el reconocimiento underground allá por donde van.

“Un domingo fuimos al Rastro y conocimos a gente del mercadillo hippy que se ponía debajo de las escaleras, Henry llevaba el violín y con una guitarra y unos bongos que allí había, Julio no tardó en montar un concierto ‘unplugged’, la gente se empezó a juntar y visto desde las escaleras era un verdadero mogollón. Smash, a veces, no se llevaba bien con los cables; pero acústicos eran la leche. Tocaron cosas suyas, ‘The times they are a changin’’, la versión de ‘Teach your children’ fue antológica y causó el delirio de una verdadera multitud coreándola. Estaba claro que tenían gancho, que desparramaban buen rollo. La sorpresa fue cuando las chicas de los tenderetes nos dieron el dinero que habían recaudado, sin que lo supiéramos, para nosotros. Pasamos el domingo juntos y hubo mucho rollo, armonía y buenas vibraciones, quedamos para el próximo domingo y con un vacilón enorme regresamos a nuestra pensión en los tejados de Madrid. Al domingo siguiente, estando la actuación en su mejor momento, (quizás cuando Julio cantaba ‘The times they are a changin’’), la policía bajó por las escaleras y fuimos disueltos, nosotros y los espectadores, a empujones y con un enorme corte de rollo. Y es lo que yo digo siempre: ‘las actuaciones no se deben cortar nunca’. Las de Smash en el Rastro se cortaron para siempre.” (Javier García-Pelayo. Extraído de “El Viaje Madrileño”)



Gozaban del apoyo de algunos medios musicales del país, como el televisivo “Musical Express” o la revsita “Triunfo” donde un Manuel Vázquez Montalbán bajo el pseudónimo de Luis Dávila escribiría sobre el rock progresivo y de grupos como Evolution, Máquina o el cantautor Pau Riba. Ya no sólo se les metía dentro de este adjetivo musical por lo que tocaban, sino por el punto de vista que le ponían al panorama, la forma de vida e ideales. A los aires vanguardistas de Smash se le unen los soplos de libertad que parecían verse a la lejanía en una España que sufría los últimos coletazos de la dictadura, aún, recordemos a finales de los años 60, por ello y como forma reivindicativa de unos derechos alternativos aparece el Manifiesto de lo Borde, con, posiblemente Julio Matito y Gonzalo García-Pelayo como cabezas pensantes de aquel escrito que aquí reproducimos:

MANIFIESTO DE LO BORDE

Cosmogonía de la estética de lo borde:
• Hombres de las praderas (Dylan, Hendrix, Jagger…)
• Hombres de las montañas (Manson, Hitler…)
• Hombres de las cuevas lúgubres (funcionarios)
• Hombres de las cuevas suntuosas (presidentes de consejos de administración, grandes mercaderes)
- Los hombres de las praderas son los únicos que están en el rollo y que han salido del huevo. Sus carnets de identidad son sus caritas.
- Los hombres de las montañas se enrollan por el palo de la violencia y la marcha física.
- Los hombres de las cuevas lúgubres se enrollan por el palo del dogma y te suelen dar la vara chunga.
- Los hombres de las cuevas suntuosas se enrollan por el palo del dinero y del roneo.
- No se puede hacer música en las cuevas del infortunio; hay que abrirse hacia las praderas.
- Las relaciones hombre de las praderas-mercader de las cuevas suntuosas son siempre de sado-masoquismo.
- Sólo se puede vivir tortilleando.
I. No se trata de hacer “flamenco-pop” ni “blues aflamencado”, sino de corromperse por derecho.
II. Sólo puede uno corromperse por el palo de la belleza.
III. Imagínate a Bob Dylan en un cuarto, con una botella de Tío Pepe, Diego el del Gastor, a la guitarra, y la Fernanda y la Bernarda de Utrera haciendo el compás, y dile: canta ahora tus canciones. ¿Qué le entraría a Dylan por ese cuerpecito? Pues lo mismo que a Manuel [Molina] cuando empieza a cantar por bulerías con sonido eléctrico:
“Aunque digan lo contrario / yo sé bien que esto es la guerra / puñalaítas de muerte / me darían si pudieran”.




“Smash junto con su primer LP ‘Glorieta de los Lotos’, habían publicado firmado por ellos y mi hermano Gonzalo, su productor y manager, un manifiesto titulado “Dialéctica del rollo y estética de lo borde”; la revista ‘Triunfo’ le había dado sitio en sus páginas (Paco Almazán). La preocupación de entender la realidad y poder transformar la sociedad (realidad social) era cierta en el espíritu de grupo y mío. La oposición real a Franco en ese momento era El Partido, el comunista, por supuesto. A nosotros, aquello de la dictadura del proletariado no nos gustaba (por lo de dictadura y por lo de proletariado) nuestro espíritu era ácrata (pide lo imposible), muchos de nuestros amigos y de Gonzalo eran del PCE. Camilo Tejera, Pipo, Porfirio, Amparo Rubiales, Daniel y otros, brillantes líderes, habían sido expedientados en las protestas universitarias del Mayo del 68 sevillano.

Porfirio y Camilo llegaron a conducir la furgoneta y a realizar labores de road manager con Smash y con el entonces naciente grupo sevillano del PSOE, los de la foto de la tortilla y otros, nos encontrábamos en cine clubs (Alfonso Guerra) y a veces se reunían en ese centro de reunión y foco de opinión que fue la discoteca Don Gonzalo, cerrada por orden gubernativa, que Felipe González recurrió y perdió en su primer caso en el Supremo (me alegro de que luego ganáramos todos con él en la presidencia de un gobierno democrático).” (Javier García-Pelayo. Extraído de “El Viaje Madrileño”)


Gualberto y Jessica Jones